martes, 6 de diciembre de 2016

De Perséidas, algas luminiscentes y buzos

Como estábamos a 11 de agosto y de veraneo en la playa, después de cenar nos fuimos a ver las Perseidas. Aunque estaba algo nublado, nos esmeramos en buscar un sitio alejado de las luces del pueblo y terminamos en una cala muy pequeña y acogedora que nos dejaba totalmente a oscuras. Sólo se veía la espuma de las olas al romper en la orilla. Echamos un vistazo a la aplicación SkySafari que nos recomendaba Wicho en Microsiervos, nos tumbamos en la arena mirando hacia el norte y abrimos mucho los ojos.


                                Imagen generada por Stellarium


La verdad es que las nubes dejaban poco espacio a las Perseidas. Así que, al rato, desilusionados con la lluvia de estrellas que no podíamos ver, nos sentamos y, mientras charlábamos, dejamos perder nuestras miradas en el horizonte, en la negrura de las aguas mediterráneas. Y, al poco, ¡luces en el agua! Pero si veníamos a verlas en el cielo...

Javier, que es un sabelotodo, se levantó de un salto y dijo: ¡Son algas luminiscentes! Tantos años mirando al mar y nunca las habíamos visto. Nos pusimos a discutir sobre si existen o no en el Mediterráneo estas partículas que emiten luz. Que sí, mirad, es fitoplancton. Pues yo pensé que esta luminiscencia se veía sólo en aguas tropicales. Oooooh, qué maravilla la luz azul que salía del agua.




Mirándola fijamente, allá en la lejanía, pensando en la suerte que habíamos tenido al descubrir estas algas a cambio de las Perseidas, vimos cómo la luz se iba aproximando a la orilla. Una mancha luminosa que, además, se veía cada vez más intensa. ¡Y seguía acercándose! Atónitos, sentados en la arena, ahora ya en absoluto silencio, veíamos aproximarse a nosotros semejante espectáculo de luz y color.

El ruido de las olas no nos dejaba oír las voces que también se aproximaban a nosotros, que procedían del mar, que venían en realidad junto a la luz azul que nos tenía hipnotizados. La verdad de aquellas supuestas algas luminiscentes nos llegó casi de repente. La oscuridad hizo que las aguas luminosas se convirtieran de repente en un alegre grupo de buzos, todos con su neopreno negro, sus bombonas de oxígeno y sus linternas encendidas. Hablaban, bromeaban, reían.


Cuando los haces de luz se cruzaron con nosotros, los buzos se asustaron por un segundo al vernos ahí sentados, tan callados y mirándolos fijamente. ¡Buenas noches!, dijimos todos. Y terminamos, sentados en aquella cala, conociendo los intríngulis de las marchas nocturnas por el fondo marino, aunque esa noche habíamos pensado bucear entre estrellas.  

lunes, 17 de octubre de 2016





LLEGAN LAS JORNADAS D+i 
PARA VIVIR LA CIENCIA EN PRIMERA PERSONA

La cuarta edición de las Jornadas de Divulgación Innovadora D+i se celebran en Zaragoza los próximos días 21 y 22 de octubre



   Imagen del espectáculo de danza butoh 'El Bosón de Higgs'
                                  



Aún están abiertas las inscripciones a las IV Jornadas de Divulgación Innovadora D+i, que se celebrarán en Zaragoza los días 21 y 22 de octubre. El Centro Cívico Delicias y el Centro de Arte y Tecnología Etopia, muy próximos entre sí, serán las sedes de este encuentro de comunicadores científicos, investigadores, periodistas, docentes, artistas... Quienes divulguen la ciencia o quisieran hacerlo de una manera diferente, inusual, divertida, emocionante, rompedora..., pueden entrar en www.divulgacioninnovadora.com y buscar la pestaña 'Inscríbete'.

La inscripción, tanto para el viernes 21 de octubre como para el sábado 22, incluye la asistencia a todas las charlas, diálogos, talleres y espectáculos en vivo de las Jornadas D+i, además del café de media mañana.

Mira quién divulga
Una de las novedades de este año es que las personas inscritas en las D+i antes del 7 de octubre podrán dar a conocer su proyecto de divulgación científica, ya que tienen reservado un tiempo en el programa del sábado, en formato de presentaciones paralelas.



En esta cuarta edición, las D+i invitan a vivir experiencias en primera persona. Mostrarán formas nuevas de divulgar la ciencia, repasarán las tradicionales, renovadas, comprobarán los efectos multiplicadores de la comunicación cuando la ciencia se mezcla con el arte y desvelarán las inusitadas posibilidades que brindan a la divulgación tecnologías 'en racha' como la Realidad Virtual.

Con su habitual formato de sesiones profesionales para inscritos y actividades de 'Ciencia In Vivo' abiertas al público, las D+i recibirán este año al neurofisiólogo e imparable divulgador a pie de calle Xurxo Mariño. Ha dado la vuelta al mundo, como un clásico naturalista, y viene a contarnos la ciencia que encontró a su paso.

Foto de Xurxo Mariño

El divulgador científico Xurxo Mariño

Las D+i nos sorprenderán con un directo del 'Telecienciario' de Javier Santaolalla y Santi García, con los ecos del proyecto europeo 'Reverberadas', con el mismísimo Bosón de Higgs sobre el escenario, con técnicas creativas de diseño aplicadas a la divulgación científica y con un análisis profundo de las science shops a cargo de Norbert Steinhaus, el director de la red internacional de estas entidades mediadoras entre el científico y el ciudadano.

En D+i se estrenará en directo el concurso 'Somos científicos, ¡sácanos de aquí!, varios videojuegos enseñarán mucho a los asistentes sobre ondas gravitacionales, habrá que bailar para preservar la salud de los océanos y la papiroflexia, o ingeniería de papel, hará que todo el mundo aprenda a fabricar un transbordador sobre el Niágara, cien años después de que Leonardo Torres Quevedo construyera el original. Y el humor no podía faltar; se encargarán de servirlo Risarchers y LocosXCiencia, estos últimos con el apoyo especial de Fundación Telefónica.


Animación de Emilio García


Organiza las Jornadas D+i la Fundación Zaragoza Ciudad del Conocimiento, en colaboración con el Ayuntamiento de Zaragoza. Cuentan también con la colaboración de la Universidad de Zaragoza, Fundación Ibercivis, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Asociación Española de Comunicación Científica, Universidad Pompeu i Fabra y de Muy Interesante como media partner. Este año, además, ofrecen apoyo especial a las D+i la Obra Social de Ibercaja, Fundación Telefónica, Itainnova, Bifi, la Escuela Museo Origami de Zaragoza, la Universidad de la Experiencia, Principia y Ámbar.








lunes, 20 de junio de 2016

La deflagración que ha dado la vuelta al mundo o ciencia en la fotografía de Javier Cebollada

El 19 de abril de 2016, un obús Light Gun L118, calibre 105 mm., fue disparado y lanzado a la zona de caída de proyectiles del campo de maniobras de San Gregorio, en Zaragoza, generando una nube de polvo que seguirá viéndose para siempre en la fotografía de Javier Cebollada, redactor gráfico de Agencia Efe. La explosión generó dos ondas, una sonora y otra de choque que, al coincidir, hicieron vibrar todo lo que tenían alrededor, levantando esa polvareda que hace tan sorprendente la fotografía.




Al coronel de Ingenieros Rafael Jiménez, ex director del Centro Internacional de Desminado (CID) y ahora subdelegado de Defensa en Lérida, el polvo de San Gregorio, tan fino, le recuerda a Kabul. Él, observando la foto de Javier Cebollada, explica: “Tenemos el efecto combinado de una onda sonora, que se propaga a velocidad fija dependiendo del medio, y una onda de choque, cuya velocidad depende del tipo de explosivo empleado”. A la onda de choque inicial le sigue una fuerte bajada de presión que “succiona el polvo depositado sobre la ropa y el arma”. A Jiménez le parece que esta depresión es lo que más ha contribuido a generar semejante nube de polvo.

Es la imagen de una deflagración, el tipo de explosión en el que “la velocidad de propagación de la reacción química-onda de choque es menor”. El fotógrafo, sin duda, estaba preparado. Quizá sabía que la onda sonora producida por el disparo, y ayudada por la onda de choque, haría vibrar el suelo, el arma y a las personas alrededor, levantando el polvo antes depositado en todas las superficies.

Por cierto, que en torno al cañón se encontraban cuatro sirvientes (dotación que maneja una pieza de artillería) y, a menos de cinco metros, seis fotógrafos de prensa, Cebollada entre ellos, invitados, como es habitual, a las maniobras de la Brigada Ligera Aerotransportable Galicia VII. El blanco del proyectil estaba a catorce kilómetros de distancia, en la zona del monte llamada 'de caída de proyectiles', donde nadie osa pisar.

Mientras la onda sonora se propagaba hacia el exterior y producía esa vibración, la onda de choque de la deflagración ya había propulsado el proyectil y quedado contenida en la recámara y el tubo del cañón. Esto es lo que sucede al disparar cualquier arma, nos cuenta el coronel Jiménez, a quien conocí en Itainnova hablando de explosiones y de tecnologías de seguridad. Para él, la formación del soldado es su coraza más segura. En sus cuatro años como director del Centro Internacional de Desminado aprendió que el conocimiento es lo que de verdad te salva. Por raro que parezca, fue un placer escuchar las explicaciones de Jiménez sobre qué sucede a las personas en el momento mismo de una explosión.

La fotografía de Javier Cebollada salió del servidor de Agencia Efe y fue publicada al instante por la European Pressphoto Agency (EPA). Después, fue pasando por las galerías de mejores imágenes del día de periódicos importantes de todo el mundo, antes de convertirse en una de las catorce mejores fotos del mundo de esa semana, en la selección hecha por la Agencia NBC News, la división de noticias de la cadena americana de televisión NBC Company, el Ejército de Tierra, Deutsche Presse-Agentur...


Su gran capacidad observadora le valió este premio a Cebollada, que lleva treinta años en Agencia Efe y sabe mucho de fotografía, de luces, encuadres..., pero también de miradas y del lenguaje de los gestos. Vive de hacer lo que más le gusta y de afrontar cada día el reto de extraer la belleza de todo. Las únicas fotos que no le gustan son en las que alguien resulta humillado.   

jueves, 14 de enero de 2016

DIEGO GUTIÉRREZ O CÓMO VER LA VIDA A UN BILLÓN DE FOTOGRAMAS POR SEGUNDO




Se llama tecnología disruptiva. Es el resultado de una investigación que cambia las reglas del juego: Femtofotografía, un proyecto del Graphics and Imaging Lab de la Universidad de Zaragoza, que ha permitido fotografiar escenas a un billón de fotogramas por segundo, “suficientemente rápido como para poder fotografiar el avance mismo de la luz”, explica, orgulloso, el fundador y director del Graphics and Imaging Lab, Diego Gutiérrez. Ya siempre habrá un antes y un después en los estudios de imagen computacional.

En colaboración con el MIT Media Lab, el grupo de Diego Gutiérrez ha obtenido esta técnica computacional que “abre un abanico inmenso de posibilidades -apunta el investigador-. Han surgido aplicaciones para prototipos de cámaras que permitirán ver con niebla, con humo, incluso objetos ocultos tras las esquinas. Hay un gran potencial en nuestras manos, desde luego”. Quizá algún día las supercámaras del Graphics and Imaging Lab logren sustituir los dañinos rayos X en imagen médica. Sus técnicas computacionales pueden romper barreras hasta ahora consideradas insalvables.

Nunca antes se había podido observar cómo un frente de luz (velocidad máxima de 300.000 km/sg) se propagaba a través de los objetos. Los investigadores de la Universidad de Zaragoza contemplaron, “no sólo cómo un pulso laser avanzaba a lo largo de una botella e interactuaba de manera casi hipnótica con ella, sino también cómo se forma el reflejo en un espejo”, eventos incompatibles, por su rapidez, con el ojo humano.



Gutiérrez insiste en que es investigación básica, que “aún no sabemos qué hacer con los datos del
movimiento de la luz obtenidos en Femtofotografía”. Así que el proyecto continúa, en pruebas ahora mismo por la NASA en la inspección lejana de cráteres lunares. “A nivel físico
es un tema complejo del que hay que sacar sentido”.

Ayuda Consolidator Grant
Pese a lo básico de la investigación, ya podemos imaginarnos cómo veremos los tejidos orgánicos, los materiales... a un billón de fotogramas por segundo. Una investigación con mucho futuro, entre otras cosas porque su autor, Diego Gutiérrez, acaba de recibir una ayuda Consolidator Grant del Consejo Europeo para la Investigación (ERC).

Las Consolidator Grant se conceden para atraer a Europa y consolidar los mejores talentos científicos. Y gracias a ello, los planes de Gutiérrez de avanzar en imagen computacional y percepción humana se ven respaldados por casi dos millones de euros, con los que podrá concentrarse en los algoritmos de simulación del transporte de la luz. Su reto, para responder a esta convocatoria europea, es generar imágenes virtuales que nadie pueda distinguir de las reales. Disruptivo ¿no?

Ingeniero informático, profesor en la Universidad de Zaragoza, miembro del Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A) y habitual colaborador de empresas como Adobe, Disney y la NASA, Gutiérrez se enfrenta ahora también a otro proyecto con el departamento de Defensa de Estados Unidos, que pretende diseñar supercámaras para que soldados y bomberos vean perfectamente entre el humo y los agentes de seguridad detecten gente escondida tras una esquina.


“Femtofotografía es el proyecto científico del que me siento más orgulloso”, decía el investigador cuando obtuvo hace un par de meses uno de los Premios Tercer Milenio. Asegura que dicho proyecto “redefine las reglas del juego en captura de imágenes”, como un día pasó con la aparición de la cámara lenta. Ahora, lo único que teme Gutiérrez son “las prisas del sistema español de investigación, que lo quiere todo para ya; en este sentido, en Estados Unidos y en China entienden mejor la necesidad de apoyar la investigación básica”.