lunes, 3 de marzo de 2014

La nanotecnología 'pide a gritos' un nicho de aplicación para combatir el cáncer

El quid de la cuestión es cómo guiar las nanopartículas hasta el tumor sin que el sistema inmunitario las detecte antes de tiempo. Y el equipo de Manuel Arruebo, investigador en nanobiomedicina y profesor en la Universidad de Zaragoza, ya lo ha conseguido: con láser calientan las nanopartículas acumuladas en el tumor y destruyen las células por hipertermia.

“La nanotecnología es mucho mejor que la cirugía, que la radioterapia y la quimioterapia -afirma Arruebo-, pero nos hace falta poder demostrarlo con un primer nicho de aplicación”. Y explica que será probablemente el hígado el órgano sobre el que empiecen a practicarse los avances ya conseguidos en el tratamiento del cáncer con nanotecnología.

Esos avances se concentran en las líneas de investigación que Arruebo desarrolla en el Instituto de Nanociencia de Aragón (INA). “Hacemos nanopartículas metálicas, de sílice e híbridas con propiedades ópticas, bactericidas, transportadoras..., y su funcionalidad se obtiene con biomoléculas”. También fabrican nanomateriales que transportan fármacos, “unos para terapia en implantes fijos y otros para diagnóstico y terapia como vehículos móviles”. En el primero de estos casos se ubican en los implantes tornillos liberadores de antibiótico para evitar infecciones, controlando esa liberación con una cinética adecuada.

En cuanto a los vehículos nanoestructurados que transportan fármacos por nuestro organismo, el equipo de Arruebo elabora, para diagnóstico, agentes de contraste con nanopartículas que se adhieren al tejido sano. “Esto ha supuesto un gran avance, porque se necesita muchísima menos dosis”. Y esas nanopartículas, ligadas a anticuerpos, sirven también para detectar tumores.






Ensayo clínico
Investigan, desde 2010, con fototerapia inducida por nanopartículas plasmónicas, que ocasionan la muerte de las células tumorales por hipertermia. “O, al menos, las hacen más sensibles a la quimioterapia”, indica Arruebo. Esto está ya en ensayo clínico. “Las nanopartículas se acumulan en el tumor y, al calentarse, lo van quemando”. Son vehículos, por tanto, antitumorales que pueden, además, portar otros fármacos. Al calentarse con láser, liberan la carga.

Con el Instituto de Tecnología de Massachusetts, el grupo de investigación de Manuel Arruebo está diseñando una membrana inteligente con nanopartículas poliméricas adheridas. Se calientan también con láser y van liberando fármaco. “Ya está probada in vitro e in vivo para la diabetes, con muy buenos resultados”.

En colaboración con el Hospital La Paz de Madrid, concretamente con Nuria Vilaboa, estudian cómo, con el mismo procedimiento antes descrito, activar genes fitotóxicos frente al cáncer. “A más de 37 grados -explica el investigador- las nanopartículas liberan estos genes y con ellos se acelera la muerte celular”. Y también con La Paz desarrollan implantes con nanopartículas para que éstas, una vez calentadas con láser, expresen un gen. Este trabajo con células modificadas genéticamente está orientado a la lucha contra el cáncer, pero también a la generación de tejidos, por ejemplo de capilares sanguíneos.

Y con otra investigadora del Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud, Pilar Martín, persiguen la introducción de las nanopartículas en el interior mismo de las células, para lograr así la remisión total del tumor.






Nanohedonism
Otro proyecto que el grupo de Arruebo va a sumar a su curriculum: Nanohedonism. En los próximos cinco años, van a concentrarse en guiar anestésicos a la zona concreta del dolor. Para ello, desarrollarán un “sistema inyectable que se active remotamente con luz; y que se encienda o apague según las necesidades”. Será una liberación temporal del fármaco. Tendrán que estudiar antes la biodegradabilidad del nanomaterial y el último año será probado in vivo.


Revolución plena”. Así es como Arruebo describió el momento actual de la investigación en nanobiomedicina. Una revolución que dará, según él, resultados muy pronto, “ahora que entendemos la estructura y el funcionamiento de las moléculas”. Intuye, sin embargo, que su trabajo, desarrollado en gran parte en el Laboratorio de Microscopía Avanzada, quedará en ratones y conejos, porque “la farmacia sigue sin querer arriesgarse. Quizá espera que los investigadores se paguen los ensayos preclínicos y luego comprar la empresa entera”.